En épocas donde hay muchas propuestas grupales de sanación espiritual, considero importante reflexionar acerca de estas cuestiones y de lo que ofrecen los espacios holísticos o de terapias alternativas o complementarias.
Los llamados “Círculos de Mujeres” se encuentran sin duda entre las actividades con mayor difusión dentro de las que comparten este enfoque.
En estos círculos se generan espacios de escucha activa y se abordan temáticas muchas veces vedadas, familiar o culturalmente. Estos espacios son considerados como un ámbito de sanación colectiva. "Sana una, sanamos todas" es una expresión habitual en estos encuentros.
Esta frase manifiesta que lo que "una" revela, en el espacio grupal, ayuda al resto de las participantes a visualizar, a validar, a hacer consciente lo que las demás sienten/sintieron, sufren/sufrieron o viven/vivieron.
Tópicos tales como “tomar el clan”, “tomar a la madre”, “tomar al padre, conocer el árbol genealógico para sanarlo; se trabajan en herramientas como la Sanación de Linajes y en el Rito del Útero; entre otros.
En estas instancias circula otra premisa: "Sanamos nosotras, sanamos a las generaciones que nos precedieron y hacemos nuestro aporte para las generaciones futuras".
En otro orden de cosas, los rituales chamánicos y las invocaciones que se realizan en los mismos van en la misma línea que planteo en el título de esta nota. Estas técnicas ancestrales abordan la integralidad y la complejidad del ser, nuestro lugar en el mundo, los aportes que podemos hacer cada un@, nos llama a hacer cada vez más conscientes en el cuidado de la tierra, de la Pachamama, la que nos da la posibilidad de la vida.
Más precisamente, estas ceremonias nos convocan a ser capaces de amar a todos por igual, a sentir con la Madre Tierra, a vibrar con cada ser viviente. Nos proponen hacer del mundo algo mejor, más armonioso, más amoroso, más justo.
Por otra parte, el mundo budista comparte esta concepción colectivista.
El concepto de "interser" que plantea el maestro Thich Naht Hanh nos propone "actualizar o comprender en este presente momento nuestra relación con todos los seres."
Creo que ante el dolor o frente a los diferentes momentos de dolor por los que transitamos en el transcurso de nuestras vidas y, a lo largo de los tiempos, nos hemos ido "agrupando" para sanar.
Existen ejemplos sobrados de estos "agrupamientos de dolor para la sanación". Los grupos de Alcohólicos Anónimos, los grupos Renacer (madres/ padres que han perdido a sus hij@s, de hij@s que perdieron herman@s o familiares), Madres contra el Paco y así podríamos seguir enumerando experiencias de grupos que ante el dolor se unen para sanar.
Llegado este momento de la reflexión, considero necesario definir qué entiendo como "sanación". Desde mi perspectiva: la sanación ocurre cuando logramos llegar al punto en donde lo traumático deja de inhabilitarme para seguir el camino de la vida.
No se borra lo que pasó pero se mira de otra manera, se siente de otra manera y, por ende, se empieza a vivir de otra manera.
El episodio doloroso no deja de existir (de hecho en lo grupal se lo valida, se lo reconoce) pero no me paraliza, no me detiene, no me pone en el lugar de víctima. Se trata de replantear la experiencia. para que podamos considerar cualquier situación difícil, como parte de nuestro camino, de nuestra historia, y. muchas veces incluso como un aprendizaje.
Entonces, lo importante de estas experiencias actuales reside en que se vuelve a reconfigurar lo grupal como instancia de encuentro para, con otr@s, llevar adelante el proceso de sanación.
Ahora bien, pensar los espacios holísticos como ámbitos de resolución de lo individual o sea sin ver lo que sucede a nuestro alrededor, sin empatía por el dolor del otr@ es sólo un refuerzo a nuestro ego.
El paradigma de lo social nos interpela a construir espacios donde el dolor del otr@ no me sea ajeno. Donde el dolor del otr@ me resuene, me interpele y me anime a buscar alternativas para el mayor bien de todos, de todas y de TODO.
En síntesis, la sanación sucede desde la dimensión colectiva y es desde la reconstrucción de los vínculos, del tejido social, del amor por la tierra desde donde nos hermanamos para sanar.
(Cabe aclarar que ninguna de estas propuestas reemplaza los tratamientos médicos y/o analíticos ya que como sus definiciones lo indican son alternativas y/o complementarias.)
María Isabel “Mary” Cassino
Profesora y Licenciada en Educación.
Master Reiki.
Facilitadora de Círculos de Mujeres.
Instructora de Mediación.
Instructora de Yoga Thai.
Facilitadora de Sanación de Linajes y Sanación SeSen
Guardiana del Útero
Facilitadora de Rituales y Ceremonias